domingo, 11 de mayo de 2014

Bodas, mantilla y protocolo

Sobre el uso de la mantilla  ha sido la costumbre y la  tradición quienes han ido fijando las reglas.
Históricamente, la mantilla no ocupa un lugar importante en el vestuario femenino, hasta el siglo XIX.
La populariza Isabel II, con la que se deja retratar en varias ocasiones.
En el XX, el uso de la mantilla entra en decadencia.
Hoy en día se utiliza casi exclusivamente en los toros, en las bodas religiosas, en Semana Santa y en actos muy solemnes, en su mayoría de carácter militar.

 La mantilla se usará sólo en las bodas religiosas, y en bodas de cierta etiqueta (cuando el novio viste traje de gala o chaqué), nunca en las civiles, y se reserva exclusivamente a la madrina, a menos que en la invitación se pida a las invitadas que la lleven también

Para llevar mantilla en una boda habrá que tener en cuenta algunos consejos.
  • Si la boda es durante el día, lo apropiado es usarla con un traje de cóctel -por debajo de la rodilla-.
  • Si es la madrina, puede vestir de largo aunque sea por la mañana
  • Si la boda es por la tarde-noche, la mantilla se pone sólo con traje largo. 
Y por último, los colores. Según marca la tradición, la mantilla blanca o marfil, solo la utilizan las solteras, y la mantilla negra, queda reservada para las casadas (aunque como muchas otras costumbres o tradiciones, no es muy tomada en cuenta).

La mantilla deberá contar con el largo adecuado a cada mujer, sin exceder el largo de la falda.
Por la parte delantera, deberá llegar a la altura de las manos, y por detrás, un poco más abajo de la de la cadera; aunque esto depende de dónde queden los picos según cómo se coloque.
Para lucir mantilla, es indispensable acompañarla de una buena peineta; generalmente las mejores son las de carey.Pero hay que tener en cuenta la altura de nuestro acompañante (en caso de tenerlo) y la nuestra propia. Si somos bajitas, podemos optar por una peineta alta, aunque son más difíciles de llevar, y si somos altas y de cara alargada, podemos optar por una peineta más baja. En todo caso, hay que ajustarla bien al recogido y cubrirla adecuadamente, bien equilibrada con la mantilla.
Hay varios tipos de tejidos con los que se elabora. Los más habituales son la blonda, el chantilly y el tul.
El encaje de Blonda se elabora con dos tipos de seda (retorcida y mate para hacer el tul del fondo y brillante y lisa para los dibujos), y se caracteriza por los motivos grandes de tipo floral, especialmente en los bordes con amplias ondas, llamadas puntas de castañuela. Dados sus magníficos contrastes y el peso del mismo, resulta de gran elegancia, adaptándose tanto a la mantilla blanca como a la negra.

 
El encaje de Chantilly se llama así porque el origen de su fabricación fue en esa pequeña ciudad francesa. Sus diseños son de carácter vegetal, y presentan abundancia de hojas, flores, escudetes y guirnaldas. El Chantilly es un encaje más etéreo que la Blonda, y se considera más elegante para la mantilla negra.

El más corriente de todos es el tul, tejido delgado y transparente de seda, hilo o algodón, que suele emplearse para imitar las mantillas de blonda y chantilly.


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